El Viaje Circular

La vida siempre nos hace volver a los orígenes como en un viaje circular y este parece ser el destino de muchos emigrantes retornados.

Mis abuelos maternos emigraron a comienzos del siglo 20 antes que comenzara la Guerra Cilvil Española llegando al puerto de Buenos Aires desde Barcelona.

Mi padre emigró años después, escapando del franquismo, llegando a la Argentina desde Galicia. Sudamérica era la tierra prometida que les daba la bienvenida a miles de familias desde distintos países de Europa.

El destino hizo que ese joven gallego conociera a esa bella hija de valencianos en una fiesta de la Hispanidad en los años del peronismo en Argentina.

Ella le arrojó un clavel, desde una carroza que llevaba a las reinas de cada colectividad española por la Avenida de Mayo, y él quedó prendado de sus ojos moros. Esa noche bailaron un pasodoble y comenzó el amor.

Y de esa relación llegué yo a este mundo en los años 60 y fuí criada con las tradiciones de ambas regiones de España, muy diferentes por cierto en idioma y costumbres.

A veces era parte de las fallas valencianas y otras veces aprendía a bailar muñeiras, viendo a mi abuela cocinar paella o a mi otra abuela el bacalao con patatas cocidas y pimentón.

Mitad valenciana y mitad gallega pero con cara de gitana, así salió esta mezcla.

Cuando cumplí 10 años viajé en barco por primera vez, llegando al mismo puerto de Vigo de donde había salido mi padre 25 años atrás. Mi madre ya había muerto y mi padre soñaba con volver a su tierra pero cuando un inmigrante regresa ya no es la misma persona que fue cuando se marchó. No es fácil volver al pasado cuando ya se armó una nueva vida en otro lugar. El plan del emigrante retornado quedó trunco pero en esa ocasión pude conocer a mi familia en Villagarcia de Arosa y sentí que mi padre ya no pertenecía a su pueblo de mar y su lugar en el mundo ahora era Buenos Aires.

Cuando crecí tuve la fantasía volver, la dictadura argentina había expulsado mucha gente y siendo una joven periodista iberoamericana pude postularme a una beca que me permitió estudiar producción de noticieros en Televisión Española.

Así fue como viví en Madrid varios meses intensos en los años 80, descubriendo esa ciudad en plena "movida" despertando a la democracia. Mi trabajo me dio la oportunidad de recorrer otras ciudades hasta que me enamoré de Andalucía. Recuerdo que cuando llegué a Sevilla por primera vez, sentí que ya había vivido allí en otra vida y cuando conocí Granada y Málaga supe que siempre volvería.Muchos años después quise que mi hija conociera la tierra de sus antepasados así que recorrimos todo el país, especialmente Valencia y Galicia, donde habían nacido sus abuelos y bisabuelos. Antes de morir mi abuela materna me contó la historia de nuestro parentesco con el gran José Martí y también sobre la influencia árabe de un bisabuelo torero que había sido amante de mi bisabuela.

Por el lado paterno pude conocer a mis tíos y primos quienes me hicieron comer los mejores mariscos y escuchar las mejores gaitas reencontrándome con mis raíces. Pude conocer la casona familiar donde crecieron los 8 hermanos y ver las rías donde nadaban y pescaban de niños.

Recordé la obra maestra del gran director argentino Juan José Campanella,"Vientos de Agua"la serie que cuenta una historia circular de emigrantes asturianos y argentinos que me hizo emocionar hasta las lágrimas.

España hoy es un país moderno, pujante, diverso, multicultural, la entrada de Europa y el hogar para miles de emigrantes. Uno de los países más turísticos del mundo y también el lugar favorito para los que quieren disfrutar de la vida en los años del retiro.

Después de emigrar desde Argentina a EEUU y vivir una década en el país de las oportunidades, creo es momento de regresar a la Madre Patria, con nuevos proyectos y buscando desarrollar nuevos emprendimientos, con el mismo idioma, las mismas costumbres y viendo los atardeceres en el Mediterráneo.

Mi viaje circular también me está trayendo de regreso.