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Emigrar y no morir en el intento


Ya estoy lista.

Pasaron casi 5 años y creo es un tiempo prudencial para compartir esta experiencia.

En esta nueva etapa de mi vida conté una y otra vez que fue lo que me llevo a tomar la decisión

de emigrar pero como no estabas ahí, vale la pena contártelo ahora.

Lo hago, no por que mi historia sea la única o la más importante, simplemente

lo considero interesante para aquellas personas a las que alguna vez se le pasó por la cabeza

esta posibilidad de….”irse del país.”

No creas que es una cuestión de nosotros los argentinos solamente… en cada país se encuentran sobrados motivos para querer irse y probar suerte en otro lugar.

Cuantas veces te paso viajar a otro lugar y no querer volver?

Cuantas veces estando en otra ciudad imaginaste como sería vivir ahí?

Cuantas veces sentiste que tu país te expulsaba?

Eso mismo le ha pasado a millones de personas a lo largo de la historia ,el ser humano es nómade

y siempre ha querido encontrar un lugar dónde vivir mejor y ser más feliz.

Cuando ya no nos sentimos bien en nuestra tierra fantaseamos con la idea de encontrar algo mejor

en otro sitio del planeta donde imaginamos que todo es diferente.

En otras épocas era por las guerras, las crisis económicas o temas políticos…

ahora sigue pasando más o menos lo mismo.

Quien no tiene un padre, abuelo o un bisabuelo que con su decisión de emigrar cambió nuestro destino y nuestra nacionalidad? Lo traemos en los genes.

Es una decisión tan importante que da mucha ilusión y miedo al mismo tiempo.

Hay que ser muy valiente para emigrar y no quedarse sentado esperando que las cosas cambien como por arte de magia.

En todos estos años no solo hice la experiencia de radicarme en otro país sino que conocí mil historias interesantes de personas a las que nunca hubiese conocido si me hubiese quedado quieta.

También acompañé en este proceso de emigrar a muchos amigos, conocidos y desconocidos

que me pidieron ayuda y consejo pero vivir la experiencia es intransferible ya que todos somos diferentes y tenemos distintas expectativas y recursos para utilizar en estos casos.

Las motivaciones también son diversas y los resultados inciertos pero todos perseguimos un futuro mejor para nosotros y para nuestros hijos.

La adaptación es un proceso único y a cada cuál le lleva su tiempo.

Hay que tener mucho cuidado con la nostalgia ,suele ser un arma de doble filo que a veces puede boicotear tanto tiempo y esfuerzo realizado.

Este libro no pretende ser un manual de cómo “emigrar y tener la vida perfecta” pero si una historia contada en primera persona que tal vez te motive a dar ese primer paso hacia tu meta.

Si están leyendo este blog es por que algo te anda dando vueltas en la cabeza…no me engañes!

O tal vez curiosidad por saber por donde empezar a transitar y hacia donde?

Cuando la semilla está plantada solo es cuestión de tiempo… el brote sale.

Ya sé lo que estás pensando: Y mi familia? Y mis amigos? Y si extraño

Y si me va mal? Tengo que empezar de cero?…

Son las preguntas que nos hacemos todos y siempre pienso que en la vida

muchas veces hay que perder para ganar.

Sólo uno mismo en su interior sabe bien que es lo que está dispuesto a resignar en pos de un objetivo.

Nadie dijo que sea fácil pero ante cualquier “gran decisión” tenemos siempre dos caminos…

o quedarnos quietos quejándonos, con la duda de lo que hubiese podido ser o animarnos a dar el salto e ir detrás de nuestros sueños.

Imposible conseguir resultados diferentes haciendo siempre lo mismo y esto se aplica a trabajos, negocios, parejas, amistades o países.

Estás listo? No hace falta que prepares las valijas ni que busques tu pasaporte todavía…

sólo te propongo transitar juntos este camino… subí que te llevo!

Harta ya de estar harta

“Hay que ser muy valiente para emigrar…no cualquiera se atreve a salir de su zona de confort para emprender rumbo a lo desconocido.”

Supongo que alguna vez han visto esta frase en facebook, no? no se si estoy de acuerdo…

...no conozco a nadie que haya decidido emigrar por que su país era “su zona de confort” sino todo lo contrario. Si hay algo que no tenía mi vida cuando decidí irme era “confort”.

Me había quedado sin trabajo por primera vez en mi vida y tenía 45 años.

Siempre fui una mujer emprendedora pero en ese tiempo producir radio y TV era muy difícil si uno no era partidario del gobierno de turno y no recibía la pauta oficial.

Los periodistas que no eramos “amigos” estabamos en la lista negra y en un país en el que el 80 por ciento de los medios estaban controlados y sometidos por el dinero de las arcas oficiales. Era casi imposible sobrevivir de profesión que había ejercido toda mi vida.

Paralelamente, desde muy joven, tuve la habilidad de dedicarme a hacer negocios inmobiliarios y eso fue mi plan B en épocas de vacas flacas sin embargo algunas medidas económicas en esa época habían logrado paralizar la actividad por completo.

El panorama no era muy alentador y más con una reelección de 4 años más por delante.

Definitivamente no se podía llamar” zona de confort” a una ciudad como Buenos Aires en la que pueden robarte en cualquier esquina, en la que podes quedar atrapado por un piquete o en la que los precios están por las nubes y siguen subiendo cada día. Estoy convencida que todo emigrante busca su zona de confort en otra parte y se arroja al abismo sin saber si la va a encontrar algún día.

En nuestro caso, la esperanza de obtener una visa de talento o habilidades extraordinarias por nuestras carreras en EEUU nos abrió una posibilidad muy importante. Eso nos permitía vivir y trabajar legalmente en ese país y nuestra hija tendría un futuro. Fue así como comenzó el proceso de buscar abogados de migraciones y la escuela adecuada para ella así como un lugar adonde vivir. La mudanza de país obliga a desarmar una vida y armar otra simultaneamente y ese es el primer desafío.

En esa instancia comienza a ponerse en práctica el desapego no sólo de las cosas materiales sino de los recuerdos y de las costumbres. Quemar las naves será una buena idea? y si sale mal y si queremos volver? vender todo? quedarse con algo por las dudas? guardar algunas cosas en una baulera? el stress comienza mucho antes como verán, si es agotador mudarse de casa imaginen lo que es mudarse de país. Lentamente uno comienza a despedirse de los amigos y de la familia y a la vez preparando a los hijos para que digan adios a su escuela y a sus compañeros. El entorno te sorprende y cuestiona pero cuando se tiene la decisión tomada no hay vuelta atrás. Cuando uno se mueve obliga a otros a moverse también y no siempre eso es agradable para los demás.

Desde chica aprendí a irme de los lugares en los que no era felíz.

Primero fue mi colegio en la secundaria, despues fueron trabajos y parejas, cambié de canal muchas veces, de casas y de barrios y ahora de país. Soy una especialista en “irme” buscando un lugar mejor en el que me sienta más feliz y mejor tratada. A final de cuentas la vida es muy corta para seguir aguantando algo que no nos gusta.

Será que la “zona de confort”puede ser también donde un lugar en el que no somos felices pero estamos acostumbrados? Será que lo conocido nos dá más certeza y seguridad? En algunos casos no hay muchas opciones de pensar y la decisión de irse la precipita un hecho traumático.

En mi caso fue una larga lista de motivos que me impulsaban a emigrar. Se cerraban las puertas de canales y de radios y a la vez se me abria la una puerta en otro país por mi carrera como

Pperiodista, vaya paradoja. Comprobe en carne propia esa frase que dice:

Cuando se cierra una puerta se abre otra y el tema es animarse a entrar.

Animarse a empezar de cero, animarse a dar exámen, a contar quien es uno y que hizo a lo largo de toda su vida. Nadie te conoce ni sabe lo que vales y tenés que demostrarlo. Se pone a prueba el ego y

a la vez hay que ser cuidadoso de no pecar de soberbio o petulante.

Los argentinos no tenemos buena fama en este aspecto así que ya se tiene un preconcepto sobre nosotros. Tampoco es acosenjable pecar de falsa humildad pero encontrar el equilibrio justo no es nada fácil. Preparar la carpeta para migraciones fue una de las tareas más contradictorias y complejas que me tocaron. Tenía que demostrar 25 años de carrera con cartas de recomendación, premios nacionales e internacionales, artículos en la prensa sobre mis trabajos y cetificados laborales y sindicales. Todo ese material debería ser examinado por un agente de migraciones de EEUU que seguramente en su vida había escuchado hablar de mis noticieros o programas periodísticos y con suerte sabía cual era la capital de argentina.

Mi futuro estaría en sus manos y deberíamos convencelo de aprobar mi expediente por que reuno todos los requisitos para ser considerada “extraordinaria”. Sí así se llama la visa 01 de habilidades extraordinarias y aunque no lo crean gracias a esa visa hoy les estoy contando esta historia.

Aprendiendo sobre las prioridades.

Vivir en la Florida es siempre estar pendiente de la llegada de un posible huracán. Dicen que es mejor que vivir en zona de terremotos por que al menos los meteorólogos te avisan varios dias antes y podes escaparte. Realmente no sé si esto sirve de consuelo…

...Pasé por varias situaciones de alerta de huracán e incluso como Periodísta me tocó cubrir la devastación que dejó Katrina a su paso por New Orleans en 2005. Se bien lo que puede provocar un desastre natural como este, destrución total y miles de personas muertas.

También me tocó pasar un terremoto una vez en una isla del caribe colombiano y es una experiencia aterradora.

Esta vez la gran amenaza se llama Irma.

Ya pasó por varias islas del caribe y arrasó con todo…

...Ahora se encamina derecho al sur de la Florida y millones de personas hemos

decidido evacuar. Estoy escribiendo antes de su llegada a Miami desde Panamá city, ciudad a la que hemos arrivado después de manejar 14 horas junto a mi marido y mi hija.

Creo que lo mas difícil de esta experiencia fue dejar nuestra casa.

Preparamos todo como pudimos tratando de proteger lo máximo posible nuestras pertenencias pero no sabemos si se volaran los techos y si las ventanas antihuracán funcionarán realmente.

Puede haber cortes de luz e inundaciones así que no sabemos cuando podremos volver a nuestro hogar. Allí quedó absolutamente todo, sólo salimos con lo puesto.

Teníamos poco tiempo para ir a la ruta hacia un destino más seguro…

...Sabíamos que las autopistas ya estaban colapsadas y casi no había combustible; Miramos el mapa y elegimos un lugar que supusimos estaría más a salvo.

Ese fue el peor momento de esta experiencia.

Lo más estresante es tomar la decisión de irse y dejar todo sin saber que pasará pero claro, la vida está primero…

Nunca te preguntaste que salvarías en una catástrofe de este tipo?

A nosotros nos llegó esa disyuntiva ahora. Documentos, computadoras, un poco de ropa y el gato!

Así como se los cuento…subimos al auto y huímos.

Durante este largo viaje reflexionamos en familia sobre las prioridades y de lo que se puede aprender de estas situaciones inesperadas que la vida te pone repentinamente.

Adaptarse y actuar en consecuencia…ser flexible y desapegado.

Lecciones que sirven para aprender y evolucionar.

Irma sigue enfurecida dejando devastación a su paso, algo terrible hemos hecho con nuestro planeta y la naturaleza nos pasa factura.

No sabemos todavía que camino tomará y si afectará tanto como se pronostica. Sin duda esta será una vivencia más en esta aventura de emigrar que nos marcará para siempre.

Hoy fue un día muy difícil para los que decidieron quedarse y también para los que nos fuimos de Miami. Ver por televisión lo que esta ocurriendo es terriblemente angustiante. Inundaciones, millones de familias sin luz y encerradas en sus casas e incomunicadas. Miles de evacuados sin saber cuándo podran regresar a sus hogares.

Es tomar conciencia sobre lo insignificantes que somos los seres humanos frente a la naturaleza. No tenemos el control sobre esto aunque seguramente somos responsables de algún modo.

Irma pasó por Cuba y por los cayos dejando un desastre pero se apiado de Miami y se corrió hacia el oeste. Nada ni nadie puede detener su furia y quiere ir hacia el norte destruyendo la bellísima costa oeste de la Florida. No sabemos cuando se calmara ni hasta dónde llegará.

No sabemos cuándo ni cómo volveremos a casa.

No sabemos como será la difícil tarea de recuperación y reparación de semejante catástrofe natural y como afectará la vida millones de personas.

Nosotros a salvo, en un lugar desconocido, sin la certeza de cómo será el futuro a partir de ahora. Es cierto que en cada crisis hay una oportunidad y siempre se puede renacer de las cenizas.

Prioridades, desapego, esperanza…

...Esa es la lección.

Y ahora…cuándo regresamos? Y por dónde?

Irma subió por el oeste e impacto de lleno en Tampa y Naples…

Siguió su carrera enloquecida hacia el norte del estado provocando inundaciones en Tallahasse y en Jacksonville…paralelamente una serie de tornados amenazaron también la costa este.

Ahora la misión era ir escapando por las carreteras hacia el sur evitando los lugares más devastados. Estabamos ansiosos por volver a casa y ver como estaba todo.

No nos importaba salir sin saber si encontrariamos combustible ó si las autopistas estarían colapsadas.

A todo esto se le agregó otro factor fundamental…el toque de queda. No podíamos circular despues de las 7:00 pm ya que la policía podía multarnos o detenernos. Parecía uno de esos juegos de mesa en los que sortean obstáculos para llegar a la meta final.

A mitad de camino tuvimos que buscar un hotel para pasar la noche.

Sin gasolina y siendo las 6:30pm no era buena idea seguir adelante.

Estabamos en gainsville y había zonas inundadas…todo estaba cerrado pero milagrosamente encontramos un hotel al costado de la ruta y además era “pet-friendly” les confieso que ya hasta altura no nos importaba meter al gato escondido en la maleta si hacía falta. A la mañana siguiente el objetivo prioritario era conseguir una estación que tuviera gasolina pero durante la recorrida desesperada se encendió la luz que avisaba que alguna rueda estaba desinflada! Algo más podía pasar? Paciencia y más paciencia. Encontramos finalmente donde inflarlas, pero el combustible iba bajando. Decidimos aventurarnos hasta orlando suponiendo que allí podría haber más posibilidades. Mi intuición y mis ganas de ir al baño hizo que bajaramos de la ruta hacia una estación de servicio y en ese preciso momento llegaba la salvación…un camión cisterna de combustible y nosotros…primeros en la fila!

Dios aprieta pero no ahorca, me decía siempre mi abuela y fue así que pudimos llegar a Miami después de tantas horas manejando.

Ahora venía lo peor, el temor a encontrar nuestra casa destruida, los vidrios rotos, la cuadra inundada o los árboles caídos.

A medida que nos acercábamos nos latía el corazón más fuerte.

Nos bajamos del auto y con asombro vimos que nada grave había pasado y nuestros vecinos se acercaron a darnos la bienvenida y nos abrazamos fuertemente. Esa noche hubo cena y festejo por haber sobrevivido a esta experiencia. Algunos se quedaron en sus casas y vivieron los peores momentos de Irma con su silbido aterrador viendo como los árboles se bamboleaban amenazando techos y ventanas. Milagrosamente ningun árbol cayó sobre las casas del barrio ni sobre los autos. Nadie salió lastimado y ahora solo era tiempo de limpiar la poda natural que hizo el huracán y esperar

que vuelva la electricidad. Tuvimos que aprender a vivir sin aire acondicionado en pleno verano, sin internet y sin teléfono. Recordando como era nuestra vida cuando éramos chicos.Pasaron los días y la vida en la ciudad fue volviendo a la normalidad pero todos nosotros ya no éramos los mismos. Irma nos trajo fuertes vientos inundaciones mucho miedo pero también algunas lecciones. Nunca antes me había preocupado tanto por mis nuevos amigos y vecinos de Miami ni ellos por nosotros.

Nunca antes había sentido la solidaridad de la gente ni la capacidad de organizarnos ante una amenaza semejante.

Estoy segura que esta ciudad volverá a brillar en muy poco tiempo

Pero lo más interesante es que sus habitantes provenientes de diferentes países y con diferentes culturas ya tienen algo en común que los une y es “la resiliencia”.

Con la frente marchita.

Cuando vuelvo a mi país me siento en el tunel del tiempo.

Es una sensacion extraña dulce y amarga a la vez.

Y no es por encontrar las calles rotas y sucias, por ver los edificios despintados o por las plazas abandonadas, sino por la actitud de la gente. La queja es una constante y los temas de conversación siempre los mismos. Y si usaran todo ese tiempo y energía en lograr hacer cambios? En tratar de progresar y terminar con lo que no funciona. El cuento de la culpa de mis males la tienen los gobernantes ya me resulta un absurdo. Esa actitud adolescente de espero que la solucion venga de afuera, no hace mas que mantenerlos paralizados.

La peor experiencia es poner la tele y ver los canales de noticias y noticieros en los que trabaje durante tantos años. Pero si yo estaba sentada ahí diciendo esactamente lo mismo que ahora dicen periodistas jóvenes que ni siquiera conozco! Cómo puede ser que los temas son siempre los mismos durante 30 años? Porqué no pudimos con la democracia? cumplir con lo que proclamaba Alfonsín en su campaña? Curar, comer, educar…Cosas básicas. Vivir en paz, sin sobresaltos economicos y sin inseguridad.

Sin corrupción e injusticia. Si los argentinos somos tan capaces para tantas cosas por que no hacemos mas que sabotearnos? Cómo tenemos más pobreza y chicos desnutridos que no podrán estudiar y progresar? Cómo se vive sin poder planificar el futuro y sólo encontrar la salida en otro país?

En mi último viaje a Buenos Aires viaje en Uber con muchos venezolanos recién llegados.

Me contaban que eran profesionales y que se escaparon de su país casi con lo puesto.

Me conmovio escucharlos decir que estaban felices en Argentina y que el país les habia abierto las puertas. Llegaron y a los pocos días tenían papeles y trabajo….Salieron del infierno y ahora imaginan su futuro en este país. Por que a los argentinos nos pasa todo lo contrario y nos resignamos a que nunca nada cambiará o buscamos el cambio en otras latitudes?

Es imposible esperar cambios cuando se hace siempre lo mismo.

Cambiar da miedo, incertidumbre pero es mejor quedarse quieto y vivir quejandose?

Me apena encontrar a mis seres queridos preocupados y sufriendo por las mismas cosas que ocurrian cuando me fui…quisiera encontrarlos mejor…más felices. Me gustaría volver algún día.

El día tan esperado.

Todo este tiempo no lo había recordado….un día de sensaciones y sentimientos diferentes.

Alegría, ansiedad, tristeza, enojo, esperanza….todo eso junto se siente cuando uno se va.

Encontré en la computadora las fotos de aquel día ,nunca las publiqué.

Tal vez por que era un momento muy privado que quería guardar en la intimidad.

No quise que nadie fuera a despedirnos, como si nos fuéramos de vacaciones como siempre. Nunca me gustó dramatizar y quería comenzar esta nueva etapa relajadamente.

Las noches anteriores había tenido una pesadilla recurrente…soñaba que íbamos en el auto por la autopista hacia el aeropuerto y había un “piquete” cortando la ruta y perdíamos el avión! Esa tarde decidí llamar al remise más temprano por las dudas y se repitió la imagen de mi sueño.

Un grupo de manifestantes se organizaba para cortar la autopista y logramos pasar antes de que la cerraran por completo. Esa fue la última imagen que me llevé de mi país, en aquel diciembre caluroso y convulsionado…como todos.

Llevábamos sólo 6 valijas muy grandes, nada más que eso. La chica del mostrador de la aerolínea se dió cuenta que nos íbamos por mucho tiempo y no me cobró el exceso de equipaje, no hizo falta explicar más.

Eso era todo dos valijas cada uno, para que más. Ligeros de equipaje para empezar a recorrer un nuevo camino. Lo que tiene valor se lleva en el alma y en el corazón a todas partes.

Desarmar una vida y armar una nueva es un tarea realmente impresionante. Un largo proceso que incluye aprender a desprenderse y desapegarse de objetos, lugares y costumbres. Al comienzo uno busca en el nuevo lugar elegido para vivir replicar un escenario similar hasta que se da cuenta que ya nada será parecido.

Emigrar en familia es una responsabilidad aún mayor, ya no es sólo la decisión y la necesidad de uno , el futuro de los hijos está en juego.

El primer desafío es volver a armar un nuevo hogar, comprar muebles y equipar nuestro nuevo departamento.

Habíamos vendido todo en una “Feria Americana” antes de irnos y sólo habían quedado nuestras fotos, libros y premios guardados en una baulera. Ah! y la colección de películas de mi marido. Sólo eso tiene valor lo demás es reemplazable. Habíamos quemado las naves y ahora al llegar a un puerto nuevo empezaríamos de cero.

Cuando pasamos el control de Migraciones sonreímos y juntos pusimos el pie derecho al traspasar la entrada que dice

“Welcome to Miami”.

Me quiero ir!

Hola …cómo estan? De vacaciones?

No,vivimos aca hace un tiempo…

En serio? Se fueron del país?

Nosotros también nos queremos ir!

Así comienza la conversación con muchos compatriotas que nos encontramos en la playa o en algun centro comercial.

Familias que vienen a Miami a descansar y comienzan a fantasear con la idea de irse.

Nos bombardean a preguntas e imaginan una vida diferente.

La semana pasada nos fuimos a pasear unos dias a New York y el hotel estaba repleto de argentinos. En el ascensor un matrimonio me pregunta si yo era la periodista y enseguida reconocen también a mi marido actor.

En los pocos pisos que compartimos me confesaron que no querian regresar y que lo que más habían disfrutado de su viaje era poder caminar tranquilos por la calle.

Que triste es no querer volver la tierra donde uno nació. A que punto hemos llegado que ya no tenemos nisiquiera la esperanza de que algún día las cosas mejoren.

Mucha gente cree que debería permanecer para luchar por un cambio positivo, otros piensan que la vida es muy corta para esperar, año tras año, que la situación sea mejor.

No hay un día que no reciba un mail, un llamado, o un mensaje por facebook de alguna persona conocida o desconocida, preguntandome sobre mi nueva vida en otro país. Muchos colegas, familiares y amigos me piden ayuda e información para ver si se animan a tomar una decisión que no es nada fácil.

Como tramitaste visa de trabajo? A que colegio mandas a tu hija? A que barrio se mudaron? Tenés contador? Hay oportunidades? Qué negocio se puede hacer? En qué me conviene invertir mi dinero? Cómo es la vida ahí? Qué es lo que más extrañas?

Cómo funciona el seguro médico? Te hiciste nuevos amigos?

La lista de preguntas son interminables, las dudas y los miedos son los mismos para todos. Me gusta poder ayudar a los demás porque alguna alguien también me ayudo a mí… la vida es una especie de cadena de favores.

No es la idea de este blog hacer una apología de “irse del país”… pero cuando alguien quiere cambiar de horizonte es por que ya no es feliz en la sociedad en la que pasa sus días.

Otro factor muy importante que hace que las familias quieran emigrar es buscar un mejor futuro para sus hijos. Ese es el gran motor para emprender este viaje.

Estuve mucho tiempo armando mi partida, durante muchos años planificando esta aventura… pero eso se los contaré en detalle en algún capítulo de este libro.

En realidad quiero confesarles que estaba escribiendo otro libro…se llama “renacer” y

Trata de cómo recuperarse de una enfermedad con una actitud positiva…Pero hubo algo que me hizo comenzar a escribir este blog también.

Bueno después de todo comenzar una nueva vida en otro lugar también es un “renacer”,no?

Hubo un disparador…alguien que fue mi inspiración. Alguien muy talentoso y exitoso en su carrera.

“Hola mercedes, mucho gusto.…vi una entrevista que te hicieron antes de irte… y quiero preguntarte sobre como tramitar mi visa de habilidades extraordinarias”…

Me preguntó a través de un mensaje de fb. Algo me llevo a chatear con él un rato largo…como si nos conocieramos de siempre.

Me hablo de sus temores... de empezar de nuevo y a la vez de sus deseos de emigrar para tener un futuro mejor. Que lleva a alguien a quién le va muy bien con su carrera querer irse?

Sin querelo ni buscarlo me he transformado en una especie de “consultora de emigrantes”…Ser una persona conocida en mi país por mi profesión de periodista de TV y escritora, hace que muchos me hayan tomado como un referente del tema.

Quiero confesarles que me da mucha pena que tanta gente quiera irse de la Argentina.

Que tristeza que nuestro pais pierda personas tan valiosas. Un país con tanto talento y tan caótico a la vez. Un país dotado de tantas riquezas y tan mal administrado. Con tanta inseguridad, inflación, demagogia, violencia, corrupción…problemas que son comunes a muchos otros países.

Soy partidaria del cambio y de la búsqueda del bienestar y el crecimiento. Es cierto que no hay nada como el país de uno. Hay lazos y raíces imposibles de romper pero hay momentos en la vida en que hay que ser valiente y practicar el desapego, para seguir adelante con un proyecto de vida diferente.

Casi todos tenemos una historia de inmigrantes…nuestros padres o abuelos vinieron a América buscando cumplir un sueño. Hoy nos toca a nosotros “volver a empezar” en otra tierra…en un país con otras costumbres y con otro idioma.

Siempre digo que hay dos alternativas… o vivir quejandose o tomar acción. Salir de la zona de comodidad o del lugar de la victima para poder crecer y avanzar.

El mundo es muy grande y si uno no esta bien en su país puede intentar armarse una nueva vida en otro lugar. Hasta cuando buscar excusas, echandole siempre la culpa a lo demás de nuestro fracaso?

Alguna vez nos fuimos de la casa de nuestros padres…era el momento de volar…parecía imposible.

Son muchas las motivaciones que podemos tener para querer irnos, pero estoy convencida que no hay que tomarlas como algo negativo, todo lo contrario.

Lo que mueve al hombre a querer progresar es la adversidad.

Tener proyectos nos mantiene vivos y poder cumplir nuestros objetivos nos hace sentir orgullosos de nosotros mismos.

Este libro es para aquellos que tiene agallas y que no buscan excusas para quedarse siempre en el mismo lugar… ya no hay que vivir lamentandose. Hay que aprender a soltar… dejando atrás el enojo y el resentimiento.

El Murciélago

La nostalgia suele ser una trampa, te da una visión distorsionada de la realidad.

Cuando uno emigra la mente tiene un mecanismo parecido al que se tiene con los muertos.

Se recuerda sólo lo bueno y se olvida todo lo malo.

Se añora lo que uno vivió en su país, recordando sólo los lindos momentos y olvidando todo aquello que un día nos hizo tomar la decisión de irnos.

Siempre me llamó la atención cuando mi padre añoraba su Galicia natal, me contaba sobre su infancia en las Rías de Arosa, me describía la belleza de sus playas y como era la vida con sus padres y sus hermanos en la vieja casona de Villa García.

Ni bien podía sacaba un pasaje en barco o en avión, pedía vacaciones en el trabajo

y regresaba a su tierra. Unos meses después volvía a Buenos Aires y me confesaba que

ya sentía que no pertenecía a ese lugar, que extrañaba la gran ciudad, su vida cultural y la locura de Buenos Aires. Su hogar era la Argentina, país a donde llegó de muy joven y en donde le decían el “gallego”, lo curioso es que en su pueblo le decían ahora el “porteño”.

Recuerdo que siendo muy chica un día le dije textual…”papá te volviste un murciélago…ni ave ni mamífero! Se río a carcajadas y me confesó que eso es lo que le pasa a los emigrantes…”ya no son de aquí…ni son de allá” como dice la canción de Facundo Cabral.

Eso mismo me ocurrió a mí cuando emigré a EE.UU, aunque no lo crean extrañaba mi país.

En realidad estaba siendo víctima de la tramposa nostalgia y tuve el síndrome de recordar sólo

lo bueno y borrar del recuerdo lo que detestaba. Recurrí entonces a un buen método, ver noticieros.

Esos mismos noticieros que yo misma había presentado durante 25 años.

Esas mismas noticias que se repiten una y otra vez con los mismos problemas de siempre sin resolver…inflación, inseguridad, corrupción, injusticia, intolerancia, discriminación.

Cada vez que vuelvo a Buenos Aires siento lo mismo que el protagonista de la famosa película

“El Día de la Marmota”, la historia de un pueblo en el que todos los días pasaban las mismas cosas

y los hechos se repetían una y otra vez.

Cuando la añoranza apremia es muy conveniente volver al “terruño” y visitar a los afectos pero después de la primer emoción del reencuentro descubrirán que sus amigos y familia parecen estancados en la misma queja y con los mismos padecimientos de siempre… el amor sigue intacto pero la manera de pensar y ver la realidad ya es otra.

Los sitios que uno frecuentaba los encontrará más viejos y abandonados aunque es probable que

sabiendo que uno está solo de vacaciones no sufra tanto y trate de disfrutar lo más posible.

Puede ocurrir que uno imagine como sería volver al país, que cosas podría hacer ahora después de la experiencia vivida en otros países. Lo más probable que al poco tiempo ya tenga ganas de irse y descubra que su hogar ya está en otra parte. Ya no seremos los mismos, nos adaptamos a otras culturas, a otros climas y otras costumbres. Cuando nos fuimos dejamos atrás a otra versión de nosotros y ahora se fue moldeando una nueva. El movimiento trae cambio y una vez que se está

en el baile hay que bailar. Imposible no transformarse en un nuevo ser cuando se decide comenzar

nueva vida en otras latitudes.

Adoro conocer historias de emigrantes y no hay nada mejor para mi que entrevistar choferes de UBER en cada ciudad que visito. Algo debo tener que los inspiro a contarme su vida y yo lo disfruto

mucho. Las nuevas tecnologías le han dado a millones de personas la posibilidad de reinventarse al

perder o abandonar sus trabajos tradicionales. Manejar un auto con una aplicación es una salida laboral ideal para un recién llegado. En mi último viaje a Buenos Aires conocí a un joven venezolano

ingeniero informático de 28 años quien me contó que durante la semana trabajaba en un banco y los fines de semana hacía Uber para ganar dinero adicional. De esa manera ya había podido comprar su departamento y su automóvil además de traer a toda su familia y sacarla del infierno que es Venezuela. Su historia me conmovió y más cuando me dijo que era feliz y que Argentina era su lugar en el mundo. Ya había visitado las Cataratas, Bariloche, Mendoza, Salta y Jujuy.

“La gente es muy amable, la comida es maravillosa, hay mucha cultura, hay mucho trabajo” me comentaba entusiasmado. Ese día descubrí que cada uno tiene una percepción distinta de las cosas

y que para lo que uno es insoportable para otro puede ser el paraíso. Todo depende de las circunstancias que te toquen vivir. Para miles de argentinos es un país imposible y deciden irse al extranjero y para otros es ideal para comenzar una nueva vida.

Y para completar la historia llego de regreso a Miami y me pido un Uber como siempre.

El chofer, un hombre de unos cincuenta y pico era muy atento y tenía buena presencia.

Surge la charla como siempre y para mi sorpresa me cuenta que había sido presentador de noticias en Venezuela y que lo habían perseguido por no ser adicto al régimen chavista.

Le confieso que éramos colegas y la empatía fue automática. En su caso el asilo político fue la vía que

le permitió radicarse en EE.UU y que estaba comenzando una nueva vida lejos del periodismo.

Durante el viaje nos googleamos y nos vimos cuando ejercíamos nuestras profesiones en el pasado.

Nos reímos y nos emocionamos…ambos nos habíamos reinventado y transformado.


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