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Renacer

RENACER, una actitud positiva y activa frente a la enfermedad.

La palabra “Cáncer” llegó a mis oídos por primera vez cuando era muy chica.

No recuerdo bien cuando fue, ya que la enfermedad que sufría mi madre era un misterio para mí.

No sabía bien que le estaba pasando y nadie en mi familia hablaba abiertamente de eso.

Cuando ella murió yo tenía 9 años y recién en ese momento me explicaron un poco más sobre su enfermedad.

Mi papá se había quedado viudo a cargo de una niña y mi

abuela había perdido a su única hija.No estaban en condiciones de hablar demasiado y darme detalles de porqué ella se había muerto tan joven.

Tampoco yo me animaba a preguntar mucho.

El dolor por su ausencia era tan grande que ya no importaba saber demasiado.

Era el año 1974, el cáncer era tema tabú y no había tratamientos tan avanzados como en la actualidad.

Ya siendo mayor pude indagar un poco sobre que le había sucedido y fue entonces cuando me explicaron que había tenido un cáncer en los riñones.

En mi solitaria adolescencia me convertí en una gran lectora y llegaron a mis manos muchos libros vinculados con temas de salud y de autoayuda.

No es casualidad que ahora ya de adulta me dedique a escribir libros sobre cómo alimentarse saludablemente , cómo envejecer bien y cómo prevenir enfermedades.

Supongo que haber vivido algo así de traumático en la infancia, me marcó para siempre sin embargo he tratado de transformarlo en algo realmente positivo. A lo largo de mi extensa carrera cómo periodista siempre me he interesado en investigar y comunicar noticias al respecto.

Seguramente la enfermedad de mi madre fue el disparador y por eso me animo ahora a meterme de lleno con un tema tan interesante y tan sensible a la vez. Recuerdo a mi madre como a una mujer con mucho carácter, muy trabajadora, inteligente y bella.

Su ausencia fue muy difícil para mi pero su imagen siempre esta muy presente en cada momento de mi vida. Muchas veces le reproché, internamente, no haber luchado más para poder “recuperarse”.

Tuve momentos de mucho enojo y me costaba poder entender cómo nadie pudo hacer nada para ayudarla….ni ella misma.

Luego fui comprendiendo que tanto ella, como el resto de la familia, hicieron lo que pudieron y aprendí a aceptar su partida. Recuerdo haber tenido de niña un sueño recurrente, en el que ella no estaba muerta y me la encontraba caminando por la calle o volviendo a casa.

Soñaba que RENACÍA y volvía a estar conmigo. A lo largo de mi vida he sufrido también por la muerte de otros seres queridos como consecuencia de esta enfermedad.

Durante muchos años, trabajé en noticieros de televisión con un gran profesional y amigo:

Mario Mazzone. Su muerte trajo dolor y conmoción entre sus colegas y también en el público, que lo admiraban por su profesionalismo y calidez.

Marito, como le decíamos sus amigos, no paraba de fumar y ya no sabíamos como convencerlo que dejara el cigarrillo. Esa adicción nunca afecto su voz inconfundible pero si le provocó un cáncer de pulmón y la muerte a los 48 años.

Seguramente ustedes también hayan tenido a alguien muy cercano que ha sufrido una enfermedad grave o que ya se haya ido por no haberla superado.

Muchas veces en las redes sociales la gente se expresa contando sobre la pérdida de un amigo o familiar. En los medios nos enteramos de la muerte de algún famoso y todos nos quedamos muy consternados. La finitud de la vida es algo difícil de entender. El cáncer ya no es un tema tabú como antes. Ya no es esa “larga y penosa enfermedad,” eufemismo utilizado para no nombrarla.

Cuantas veces dijimos con furiosos, esa maldita enfermedad!

Tenemos la sensación de que cada vez hay más gente con cáncer.

Será que ahora se habla abiertamente del tema o que realmente aumenta permanentemente el número de casos?

El cáncer esta presente con todas las letras y nunca dejamos de preguntarnos cómo a esta altura del siglo de los grandes avances tecnológicos, con tantísimos avances de la ciencia todavía no existe la cura definitiva. Nos preguntamos por qué cada vez hay mas seres humanos la sufren y cual es el verdadero origen. Nos sentimos impotentes por no saber que hacer para ayudarlos.

No sabemos cómo contenerlos y acompañarlos en ese proceso.

El cáncer da miedo y solo la mención de la palabra nos paraliza y aterra.

Que impotencia sentimos cuando es un niño el afectado.

Que dolor ver a un joven padeciéndolo.

Estamos frente a una epidemia?

En el último año me he enfocado en leer mucho sobre nuevos estudios que publican especialistas en el tema. Desde la prevención hasta los tratamientos más novedosos. Se me ha cruzado en el camino muchas personas que han logrado recuperarse y creo que sus testimonios son muy valiosos

para los lectores. Por supuesto que el cáncer no es la única enfermedad grave que nos acecha.

Nuestro actual estilo de vida hace que suframos males que

podríamos evitar.

Por qué no prestamos atención a los alimentos que nos enferman lentamente?

Por que permitimos que la industria de la alimentación nos engañe?

Por que tanta gente sufre de obesidad, diabetes e hipertensión y hasta los niños se ven afectados?

Más allá de la labor de los médicos y de los avances de la ciencia que rol debemos jugar nosotros como pacientes?

Una actitud de resignación o un rol activo en el proceso de curación?

Cómo podemos participar con nuestra mente y nuestro espíritu en la búsqueda de la salud y la recuperación?

Cómo hacen los que logran luchar contra los malos pronósticos y revierten la situación?

Por qué no tomamos conciencia y hacemos cambios cambios

profundos en nuestra alimentación?

Que nos esta enseñando la enfermedad y cómo lograr tener una actitud positiva para enfrentarnos a ella?

Y si buscamos una alternativa o nueva oportunidad, a pesar de lo que digan los médicos?

Seamos protagonistas de nuestra vida y encaremos los desafíos con optimismo.

Tengamos el poder nosotros y tomemos las riendas de nuestro destino.

Estar sano también es una elección de vida.

Seamos agradecidos de estar vivos y honremos esa posibilidad, cuidándonos y queriéndonos.

No permitamos que las emociones negativas y el stress nos envenenen así como la comida chatarra, el alcohol, el cigarrillo o la contaminación.

Elijamos sentirnos bien y ser felices, somos los únicos responsables.

La enfermedad es una gran oportunidad de cambio y la vida

siempre nos da la chance de “RENACER”.


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